
Hace un tiempo compartí un mensaje con este título en mi congregación: «Usados, mas no aprobados. Estos días recordé esa meditación a causa de una situación particular y pensé en compartirla con ustedes… Aquí se las dejo, para pensar y reflexionar un poco.
Mateo 7:21-23 Dios puede usarnos por la necesidad de la gente pero eso no significa que nos apruebe, los milagros pueden pasar si, pero no es una garantía de que Dios APRUEBE MI VIDA
Cada vez que somos usados por Dios, naturalmente sentimos que Dios nos aprueba. Cuando Dios nos usa de un modo poderoso, ya sea para salvar pecadores, sanar enfermos, echar fuera demonios, hacer milagros, o como canal para traer una palabra especial, es muy fácil sentir como que Dios nos palmea la espalda y nos dice: “buen siervo fiel”. Cuando bajamos del púlpito y vemos que Dios ha obrado con gracia y poder, nos surge muy fuerte la sensación de que si Dios nos ha usado como canal para bendecir a otros es porque estamos bien.
A quienes crean ser aprobados por los milagros y señales que Dios ha hecho en sus ministerios, Jesús mismo les dirá que son excluidos del Reino de Dios porque en realidad son: «hacedores de maldad«. Esto indica que mantienen conductas pecaminosas sin confesar, es decir, éstos creyentes NO viven vidas santas por lo que son reprobados por Dios. «Sin santidad nadie verá al Señor» Dios no respalda la vida del mensajero, El respalda su palabra. El respalda la fe de quien está recibiendo el milagro.
2 Timoteo 2:15 dice: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse»
La frase “procura con diligencia” nos exhorta a poner interés, nos anima a poner cuidado. Por otro nos está diciendo que actuemos de acuerdo y en consecuencia a lo que queremos conseguir, en este caso el ser aprobado por Dios. La meta de cada cristiano debe estar centrada y enfocada en Dios. Nuestro objetivo principal debe ser el de agradar a Dios. No es el objetivo primordial el presentarnos como obreros, sino que el versículo nos llama a presentarnos «aprobados»
Gálatas 6:7 dice «Dios no puede ser burlado» No hay forma de engañar a Dios. El conoce hasta las intenciones del corazón. “Me quiero lucir”, “Quiero ser visto” “Quiero los aplausos” “Quiero servir” “Busco agradar a Dios” … Dios lo sabe.
El peligro está en que muchas veces no sabemos distinguir. Las palabrerías nos encandilan… Nos sentimos atraídos por la buena onda…. Por la simpatía de las personas… Por las lisonjas. Sin embargo Dios mismo nos advierte en Colosenses 2: 8 «Mirad que nadie os engañe», declarando que en el tiempo postrero se levantarían falsos profetas, y falsos maestros que harían milagros y prodigios, para engañar.
Regresamos al libro de Mateo. Los versos anteriores a los leídos en el capítulo 7 Nos dan la clave para diferenciar entre aquellos que son aprobados o reprobados por Dios
Mateo 7: 15- 20 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.
No descuidemos el fruto. Si realmente Dios ha hecho una obra en nuestras vidas, los frutos del Espíritu se manifestarán en nuestro diario vivir…
Un cristiano aprobado por Dios, siempre mostrará los frutos que hermosean su vida.