¿Paralítico o Paralizado?

Marcos 2: 3—4 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico
V. 10—12 Jesús, dijo al paralítico:
A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.

Pensaba en lo difícil que debió ser la vida del paralítico del relato. Se ve que su estado era complejo pues era trasladado en una camilla.
El no podía ir o venir a su deseo. Siempre dependía de otros. Y otros siempre debieron estar pendientes de él… Estaba enfermo
Sus amigos o tal vez familiares, le llevaron a los pies de Jesús, lugar en donde encontró sanidad completa para su cuerpo.
Hay muchos que teniendo el cuerpo sano, tienen enferma alma y espíritu. No son paralíticos, se encuentran paralizados
Si hay enfermedades realmente catastróficas, son las que afectan el alma y el espíritu. Estas afectan nuestra integridad emocional y muchas veces físicas. De hecho, afectan a quienes nos rodean, a nuestras familias y amigos, quienes luchan para que salgamos del estado de invalidez y encontremos la sanidad necesaria.Un enfermo del alma y del espíritu, no es capaz de valerse por sí mismo, no es capaz de hacerse cargo ni de su propia vida; mucho menos lo hará de su familia o de quienes “deberían” depender de él. Este paralítico no podía llevar su propio lecho, no era capaz de hacerse cargo de su vida.Los enfermos del alma y del espíritu se vuelven un verdadero desafío para quienes  les rodean… Por no decir una carga.Necesitamos ser sanos de toda enfermedad que afecta nuestros corazones, nuestros sentimientos y nuestra vida espiritual.

Déjate llevar por este relato y preséntate a los pies de Jesús. ¡ Levántate, toma tu     lecho! ; ¡ Toma tu vida! Y camina… En otras palabras, “hazte cargo”

Es necesario que seas tú quien tome la decisión de ser sano. Jesús, está listo para darte las fuerzas suficientes. Tu familia, tus amigos, tu trabajo, tu vida… esperan por ti.

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